Esta parashá relata la relación de Yosef con sus hermanos.
En la mitad de esta historia, la Torá interrumpe la descripción de los hechos para relatar que Yehudá se separa de los hermanos y, además, cuenta lo sucedido con Tamar. Después, la Torá cuenta la historia de Yosef.
¿Qué relación hay con la historia de Yehudá entremezclada con la de Yosef?
Responde Rashi, que antes de la venta de Yosef, los hermanos consideraban a Yehudá como su líder. Cuando vieron el dolor que provocaron a Yaacov, su padre, con la venta de Yosef, se molestaron con Yehudá, porque no utilizó su liderazgo para evitar la venta, y dejaron de considerarlo su líder.
La separación de Yehudá (de sus hermanos) no es una interrupción en la historia de Yosef, sino un resultado de la misma venta. Los hermanos rechazaron a Yehudá por permitir la venta de Yosef.
Esto llama la atención:
Los hermanos mismos acordaron vender a Yosef ¿qué derecho tienen ahora de reclamarle a Yehudá?
Vemos de acá, la responsabilidad de las personas que tienen el talento y el liderazgo, para influir en los demás.
Es verdad que cada persona es responsable de sus actos. Pero los lideres, o los que tienen la capacidad de serlo, tienen también una responsabilidad colectiva. Como dice la Guemará: todo el que puede influir en los demás y no lo hace, es responsable de lo que hacen los demás.
Todo el que puede iluminar al mundo, incluso con una pequeña llama, está obligado a hacerlo. Porque “un poco de la luz, quita mucho de la oscuridad”.