Por Betzalel Karmiol, avrej del kolel Efshar Letakén, de Jerusalem
Hashem cargó al pueblo judío “sobre alas de águila…” (Shemot 19:4). Explica Rashi: todas las aves llevan a sus crías sobre sus patas, ya que temen de otras aves quienes vuelan por sobre ellas. Pero el águila, teme únicamente de la flecha del ser humano, pues no hay otras aves que vuelan sobre ellas, por lo que lleva a su cría sobre sus alas.
En todo caso, cada animal cuida a su cría de la forma que mejor puede, ¿cierto?
El canguro pondrá a su cría en la “bolsa”, y el gato tendrá alguna forma también de hacerlo… cada uno de acuerdo con los peligros que corre y sus posibilidades. Entonces, ¿qué tiene de especial el águila?
Dejemos a un lado, solo por un momento, a estos animales y sus estrategias de defensa.
Esta parashá describe la construcción del Mishkan (Tabernáculo), detallando con exactitud cada uno de sus componentes, materiales y medidas. Uno de los elementos mencionados es el “Shuljan”, la mesa donde se encontraba el “lejem apanim” (panes). Con exactitud la Tora describe: “Harás una mesa…. de 2 codos de longitud, un codo de ancho y un codo y medio de alto”.
La mesa representa la comida, en última instancia el aspecto material de este mundo. Las medidas “enteras” representan el ser independiente, no necesitar de nadie más. La medida “partida” (medio), en contraposición representa la falta, relación y unión de 2 partes, que solamente juntas pueden llegar a un entero.
Algunas personas podrían dedicar sus vidas meramente a los placeres físicos, como la comida y sentirse llenos a lo largo y a lo ancho.
Para explicar mejor esta idea, volvamos a los pájaros. Entonces: ¿por qué la Tora eligió justamente al Águila?
Rab Yehuda Weinberg lo explica de la siguiente manera:
Las crías de todos los pájaros, al ser cuidados entre las patas de sus padres, ven al mundo en forma limitada. Miran hacia abajo, la ciudad, las calles, a las personas, muchas de las cuales también viven limitadas dentro de sus rutinas: desayuno, trabajo, trabajo, almuerzo, trabajo, una buena cena y dormir. Sin embargo la cria del águila tiene otra perspectiva completamente diferente, sentada en las alas de la madre ve hacia el cielo, ve el potencial infinito.
El “Shuljan” (la mesa), nos enseña que se puede (y debemos) disfrutar de este mundo, pero la “media medida” incompleta, en dirección hacia lo alto, nos recuerda tomar la materialidad no como un fin, limitado, sino como medio para una función más elevada, conectándolo con nuestro máximo e infinito potencial.