En estos días estamos de duelo por la muerte de los alumnos de Rabí Akiva. Esos alumnos eran personas de un nivel muy alto, pero nuestros sabios dicen que fallaron por no respetarse (suficientemente) unos a otros.
No es necesario ser un gran hombre para entender la importancia del respeto al prójimo. ¿Los alumnos de Rabí Akiva no eran conscientes de esa falta de respeto?
Todos reconocen que respetar a los demás es importante, pero en la sociedad el respeto se transforma en competencia. Para medir el valor de una persona, o el valor de nosotros mismos, lo normal es la comparación entre unos y otros.
Los halagos que usamos para manifestar respeto, son relativos: “es inteligente” – significa que es más inteligente que otros, “es bueno” – se destaca por sobre otros por su bondad.
Para sentirnos valiosos (y todos de alguna manera lo necesitamos), entramos en una competencia con las personas que nos rodean, sin siquiera tomar conciencia.
Esa es la razón por la cual es difícil para muchos respetar a los demás: sienten que no son valiosos si no encuentran en qué destacarse de quienes los rodean.
¿Cuál es la solución?
Rav Yerujam dice en esta parashá, que las dos condiciones de cashrut que deben tener los animales, la interna (ser rumiantes) y la externa (tener pesuñas), no son casuales. Estas condiciones demuestran la esencia del animal, de las cuales depende para ser casher.
Hay un solo animal que tiene la condición externa y no la interna: el cerdo.
El midrash dice que el cerdo extiende y muestra sus pesuñas, como diciendo: “soy casher”. Y, en realidad, el cerdo siempre ha sido el símbolo de lo que no es casher.
Se puede concluir, en comparación, que el hecho de mostrar y destacar públicamente “soy casher” – es, en sí misma, la razón para no serlo.
Mostrar significa que, en lo interno y lo genuino, está vacío de lo mismo que quiere ostentar.
El que “muestra” su valor – no es valioso. El que busca ser más valioso y competir con los demás, se aleja de su propio crecimiento y validez, en la misma área en la que quiere destacarse.
La falta de respeto a los demás, es una señal de no ser valioso internamente.
Nuestros sabios nos enseñan:
“¿Quién es honorable? El que honra a los demás”.