Parashat Nasó – Disfrutar o Pensar

¿Los placeres físicos son buenos o malos?

El Kuzarí dice que el deseo desequilibrado de conseguir placeres físicos, la taavá, atrofia la capacidad de pensar. Una persona que tiene mucha taavá, justifica todos sus placeres, sin darse cuenta.

El nazir, mencionado en esta parashá, se aparta voluntariamente de los placeres físicos y, por esa razón, es considerado kadosh.

Sin embargo, la guemará dice que el apartarse de los placeres físicos puede considerarse una averá, cuando la persona se priva de una necesidad material que necesita y renuncia a ella.

Es bueno desarrollar la espiritualidad y alejarse de lo mundano, pero si la persona se exige a sí misma más allá de lo necesario – eso es contraproducente.

Ese mismo Kuzarí, que dice que el exceso de taavá atrofia la mente, dice también que la falta de taavá – provoca que la persona piense más de la cuenta.

Los placeres físicos, en la medida y en la forma correcta, tienen una función muy importante: le permiten a la mente descansar.

No se trata de buscar placeres extraordinarios, al contrario, los placeres innecesarios es mejor evitarlos. Se trata de aprender a concentrarse y disfrutar de los placeres cotidianos.

Un lindo amanecer, una música agradable o una sabrosa y simple comida, pueden satisfacer la necesidad de placer.

¿Cómo asegurarse de no pasar la línea y de no exagerar con los placeres físicos, más allá de la necesidad real?

Quien busca placeres simplemente porque quiere disfrutar, puede engañarse a sí mismo y exagerar. Pero es posible lograr el equilibrio, si la búsqueda de placer está incentivada por la intención correcta – satisfacer una necesidad real, para sentirse bien y así, poder hacer el bien.

Disfrutar y pensar pueden ser dos factores incompatibles, pero el que disfruta para pensar – consigue la armonía.