Parashat Itró: Un problema, una solución

Por Iojanan Golocovsky, avrej del kolel Efshar Letaken, de Jerusalem

Vivimos en una época en la cual la queja y la crítica son parte del lenguaje diario de las personas. Esta forma de expresión se impregna de tal manera en el comportamiento que el ojo se acostumbra a observar el detalle negativo en vez de enfocarse en el positivo.

Pero el problema no termina allí, sino que la manifestación de esa queja avanza y lastima hasta destinos que uno no se imagina. Lo que sale de la boca no hay cómo detenerlo. Todo lo que decimos crea realidades, tanto positivas como negativas. 

Ante esta situación, Rav Noaj Weinberg tenía una premisa: “Encontraste una falla, ahora eres el encargado de solucionarla”.

Encontramos en esta parashá una persona que crítica en varias oportunidades a Moshé Rabeinu. Su nombre es Itró, su suegro. Sin embargo, no sólo que la Tora no cuestiona esta actitud, sino que parece estar conforme con sus observaciones.

Nos cuenta la Tora: “El suegro de Moshé vio todo lo que él hacía al pueblo, y dijo: ¿Qué es esto que le haces al pueblo? ¿Por qué tú te sientas solo y todo el pueblo llega a tí desde la mañana hasta la noche? (Vers. 18:14)”. Y más adelante, se reitera en críticas: “El suegro de Moshé le dijo: No está bien lo que tú haces. Ciertamente te desgastarás, tanto tú como este pueblo que está contigo, pues la tarea es demasiado pesada para ti; no podrás hacerla tú solo” (vers. 18:17/18).

¿Acaso es lógico que Itró, quien antes de ser parte del pueblo de Israel participó de todas las idolatrías, critique al líder?

La respuesta a este interrogante es un simple sí, es lógico. La halaja nos enseña que existe una mitzva de cuestionar a una persona que está haciendo algo de manera incorrecta. Eso sí, siempre y cuando, el receptor tenga la capacidad de aceptar esa “crítica” de manera positiva. De lo contrario, no está permitida la observación. Claramente, este proceso debe constar de dos personas que buscan un objetivo similar: que algo mejore. Por un lado, quien marca un error desea que algo cambie; por el otro, quien recibe el llamado de atención asume con humildad que lo importante es el fin. 


Y vemos que esta ecuación se generó de manera satisfactoria. “Moshé escuchó la voz de su suegro e hizo todo lo que él dijo”, nos cuenta la parashá.


Itró detectó un problema que traería consecuencias negativas, tanto para Moshé como para el resto del pueblo. Israel se apoyaba en Moshé y no había intermediarios. La actitud que tuvo el suegro de Moshé no se trató de una simple crítica sin objetivo. Por el contrario, su intención fue buscar una solución. La sugerencia que Itró le hizo a Moshé sobre cómo mejorar la situación perdura hasta el día de hoy. Su consejo permitió que el líder en cada generación confíe en quienes están más abajo para la continuidad de la transmisión de la Tora. Itró es el artífice de que exista una estructura piramidal en la que cada eslabón se sostiene de manera firme. 


Si encuentras un problema, no te quejes, intenta solucionarlo.